Continuando con una larga tradición, los ejércitos musulmantes del siglo XIV incorporaban grandes ballestas montadas sobre estructuras de madera que requerían el uso de tornos o poleas para ser cargadas. No obstante, los cristianos incorporaron rápidamente estas armas, que podían lanzar grandes flechas.
Foto: Sciapoda
Su uso era frecuente tanto en la defensa de recintos amurallados como en los combates navales. La imagen inferior corresponde a una réplica expuesta en el Castillo de Castelnaud, Francia (realizada a partir de restos originales de 1336 conservados en el Museo de Quedlinburg, Alemania).
Copyright SARL Kléber Rossillon pour le Château de Castelnaud, Jean-Marie Laugery