CALZADO

Aunque no era extraño que los moros fueran descalzos, los cristianos solían ir calzados. Dada lo variado de la sociedad del XIV, no es de extrañar que se distingan variados modelos en función de la clase social y ocupación de su propietario.

La abarca era un calzado propio de pastores, hecho con frecuencia por ellos mismos. Se trata de un trozo de cuero que envuelve el pie dejándolo al descubierto por arriba.  Se sujeta al pie y al tobillo con una cuerda o cordón.


La suela, equivalente a nuestra sandalia, era usada por gente humilde y frailes de órdenes mendicantes.  El pie se sujetaba con tiras de cuero que podían dejar el tobillo al descubierto o rodearlo.




Otro tipo de calzado era el zapato, que dejaba el tobillo al descubierto.







La moda de los zapatos puntiagudos, como los que pueden verse bajo estas líneas (el original del Museo de Londres es del siglo XV), llegó a España, aunque con puntas menos exageradas, en la última década del siglo XIV.
 
 
                                                               Copyright © Museum of London

 



La zapata era un tipo de bota de longitud variable, aunque generalmente cubría sólo parte de la pantorrilla, que podía ajustarse con cordones.






Usados exclusivamente por los más acomodados, los estivales eran unas botas altas, flexibles y ajustadas.


Existía también un tipo de calzado de suela gruesa  que, según fuera usado por religiosos o civiles se conocían como sandalias o zuecos. Las suelas que llevaban podían ser de madera o corcho.


Los moros usaban zapatos ligeros de punta levantada o vuelta. Parece que las moras usaban en casa una especie de chapín, de suela de madera para aislarse de la humedad.


Bajo estas líneas un detalle de la obra "Alegoría del buen gobierno", de Ambrogio Lorenzetti, en la que se ve una zapatería de la ciudad.




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  • ACTUALIZADO EL 21 DE ABRIL DE 2019

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